El Corpus Christi es la Solemnidad en la que, como Iglesia, celebramos el Cuerpo y la Sangre de Cristo. En esta fiesta litúrgica llevada a cabo el jueves posterior al domingo de la Santísima Trinidad se adora públicamente Jesús Eucaristía.
Si cada domingo es un día especialísimo de la semana en el que, como Iglesia, por lo general, es cuando nos reunimos para compartir y acrecentar nuestra fe y, de hecho, el domingo tiene en sí mismo tiene mismo un gran contenido cristológico, ¿por qué celebrar la Solemnidad de Corpus Christi en jueves y no en Domingo? Se hace en jueves precisamente recordando aquel Jueves Santo en donde Jesús, cenando con sus discípulos, instituye el sacramento de la Eucaristía.
De esta manera, el Corpus Christi intenta proclamar y aumentar la fe en la presencia real de Jesucristo en las especies del pan y el vino, es aquí una gran oportunidad para exteriorizar la reverente devoción que tenemos por Jesús Eucaristía y contagiar de este amor y mover la fe de los corazones de los demás. Son comunes las grandes procesiones, altares, tapetes decorativos alusivos a la Eucaristía, flores, cantos, hermosos ornamentos, rezo de estaciones en cada altar durante la procesión, bendiciones y otras muchas actividades creativas a las cuales nos mueven el amor y la fe.
En general, esto es lo que se hace como Iglesia, lo que realiza y organiza cada parroquia. Pero fuera de la estructura litúrgica y celebrativa, que sin duda es de gran ayuda para el cristiano de todos los tiempos, debemos preguntarnos personalmente, ¿quién es Jesucristo para mí? ¿qué es la Eucaristía para mí? ¿cómo vivo y manifiesto mi fe en Jesús presente en la Eucaristía?
Podemos tener la capacidad de sentir siempre a Dios pues Él nos ha acompañado a lo largo de toda nuestra vida, a veces sentimos su presencia de una manera tan palpable que eriza nuestra piel; otras, nos custodia de una manera más sigilosa, casi imperceptible, pero siempre operante.
De esas múltiples experiencias de Dios, ¿cuándo lo hemos sentido como alimento? Nuestro Señor Jesucristo, con toda su divinidad, quiso quedarse con y para nosotros en la Eucaristía como alimento, así nos nutre, fortalece y hace de nosotros su morada. Jesús presente en las especies del pan y el vino se sigue entregando a nosotros, sigue siendo y será siempre la oblación perfecta que presentamos al Padre.
Omar Martínez Guerrero
Seminarista de cuarto de Teología