Karol Jósef Wojtyla, conocido como Juan Pablo II desde su elección al papado en octubre de 1978, nació en Wadowice, en una pequeña ciudad a 50 km de Cracovia, Polonia.
Un hombre de gran estima en todo el mundo, que supo llevar el Evangelio reflejando la imagen de Cristo.
En este mes que celebramos a nivel mundial las misiones, recordamos de manera especial a este gran papa de la Iglesia católica que tenía un gran “espíritu misionero”, dedicando todas sus energías para el servicio de los demás. Realizó 104 viajes apostólicos fuera de Italia y 146 por el interior de este país.
Este santo mostró gran sencillez con los pobres, además de su gran carisma que tenía con los jóvenes.
«Sin Jesucristo el hombre es desconocido para sí mismo, un enigma indescifrable, un misterio inconsolable; porque sólo Jesucristo revela el hombre al propio hombre».
El pensamiento de San Juan Pablo II siempre fue mostrar el rostro de Cristo para aquellos que no lo conocen, especialmente en aquellas naciones necesitadas del amor, la alegría y la paz. Los jóvenes que buscaba San Juan Pablo II, eran aquellos que anhelaban conocer a Cristo, y aquellos que no lo han buscado. «Queridos jóvenes, ya lo sabéis; el Cristiano no es una opinión y no consiste en palabras vanas. ¡El Cristiano es Cristo! ¡Es una persona, es el viviente! Encontrar a Jesús, amarlo y hacerlo amar: he aquí la vocación Cristiana». Juan Pablo II, XVIII Jornada de la Juventud 25 de Julio 2002.
El papa más carismático y querido de los últimos tiempos, mantuvo siempre la recta formación de los jóvenes, introduciéndolos en la alegría de seguir a Cristo, a quien él mismo llama vocación Cristiana. Pero también recordemos la gran labor que hizo como Pontífice alentándonos siempre al reto de la Nueva Evangelización, comprometernos y “remar mar adentro”. Tener la actitud de mostrar siempre a Cristo, aún en las circunstancias más adversas que pudieran existir.
« ¡No tengan miedo! ¡Abran de par en par las puertas a Cristo!»
Edgar Adrián Reyes López
2º Filosofía