«Entré al templo para hacer oración. Cuando levanté la vista hacia el altar todas las imágenes estaban cubiertas con un velo morado. Me causó curiosidad. Pensé que el motivo era la aproximación a la Semana Santa, pero no estaba seguro del porqué.»
Muchos de nosotros hemos pasado por esta misma experiencia, sin embargo, a veces no sabemos el motivo de cubrir las imágenes de Jesús y los santos con un velo morado en las últimas semanas de Cuaresma. ¿Para qué sirve esto?, ¿qué significado tiene?
Es una antigua tradición de la Iglesia, desde el siglo IX, que ha llegado hasta nuestros días. Ésta práctica, si bien ya no es obligatoria, es una costumbre permitida con un fuerte sentido catequético.
Uno de los significados que contiene expresa que la divinidad de Cristo se mantuvo oculta durante su pasión y muerte. Las imágenes del crucifijo quedan cubiertas hasta el Viernes Santo, cuando se celebra la Pasión del Señor, en el momento en que el sacerdote dice: “Miren el árbol de la cruz, donde estuvo clavado Cristo, el Salvador del mundo”. En esta celebración se va descubriendo poco a poco la cruz de Jesús. Es lo primero que vemos, un corazón abierto que ha entregado hasta la última gota de su sangre por nosotros, Dios en una cruz. Por ello, es en la cruz donde se nos revela universalmente la naturaleza de Dios en el corazón de Jesús.
El color de los velos es morado, un color que comunica el sentido penitencial, sobrio y doloroso de los momentos que en la Iglesia estamos recordando. Uno de los significados del velo es que los hombres estamos separados de Dios a causa del pecado, pero con la muerte de Cristo, Dios se acerca a nosotros a pesar de nuestra condición pecadora.
Otro de los significados que nos transmite es que son días de duelo, en que lloramos al esposo Divino: Jesús. Por ello, la Iglesia cubre con un velo su viudez, recordando los momentos de sufrimiento por los que Cristo tuvo que pasar para conseguir nuestra salvación.
Por otra parte, las imágenes de los santos son descubiertas hasta el Sábado Santo por la noche, en que conmemoramos la Resurrección de Jesús, cuando cantamos el Gloria. Esto significa que los santos son santos solo a partir de Cristo, el Principio y el Fin.
Cuando veamos que el templo está vacío, sin que ninguna imagen se pueda ver, pensemos que eso mismo es lo que pasa en la Iglesia cuando Cristo no está. Porque, si Jesús no hubiera resucitado, las imágenes en el templo no tendrían ningún sentido. Si Jesús no hubiera resucitado, nuestra fe sería inútil, ineficaz, estéril, y vacía. Por eso, la Iglesia en su gran sabiduría nos muestra que el verdadero sentido de nuestra fe es la resurrección de Jesús.
Diego Ramón Camarillo
Seminarista de 2° de Teología