El domingo por la mañana, la familia Sánchez fue de visita la casa del abuelo; esto es lo que pasó:
Nieto: ¡Buenos días, abuelito!
Abuelo: ¡Buenos días, familia!, pasen y tomen asiento, gracias por visitarme.
Mamá: ¿Qué hace tan temprano levantado suegro?
Abuelo: Es que me levanté muy temprano para ir a misa de 6:00. Déjenme contarles que estuvo muy interesante, ¿ustedes ya fueron?
Papá: Aún no, papá, es que nos gusta ir a misa de 12:00, porque es la de niños.
Nieto: Y, ¿de qué trató la misa, abuelito?
Abuelo: Bueno, pues el padre nos habló de la manera en que los hijos de Dios deben tratar a sus enemigos
Nieto: ¿Enemigos?, ¿como en los videojuegos?
Abuelo: Bueno, sí enemigos, pero no de la misma manera, sino otras personas.
Papá: Pero nosotros no tenemos enemigos.
Abuelo: Hijo, no veas a los enemigos como aquellos con los que estás peleado a muerte, sino, más bien, aquellas personas que te han hecho algo malo. Como yo cuando estuve peleado con mi hermano por unos terrenos que nos había dejado tu abuelo.
Papá: Bueno, si lo pones de esa manera, yo tenía un gran rencor con mi antiguo socio que se robó el dinero del negocio.
Nieta: Y yo con mi examiga, que se robó a mi novio.
Nieto: Yo con un compañero que me molesta, me pega y me dice apodos.
Mamá: A mí me pasa con la vecina que anda diciendo chismes de mí y de la familia.
Abuelo: ¿Ya ven que sí tenemos? Y dice el padre que para ser buen cristiano e hijo de Dios, no solo no se debe buscar venganza, porque a veces nos gustaría que recibieran lo mismo que nos hicieron, ¿verdad?
Todos contestaron al unísono: Sí
Abuelo: Pero, buscar venganza, o como dice el dicho ojo por ojo y diente por diente, no es el actuar de un buen cristiano.
Papá: Tienes razón, como buenos cristianos podemos dejar de lado la venganza y dejar pasado lo pasado.
Abuelo: No, hijo, no queda así. Eso no basta para ser buen cristiano. Si nos quedamos ahí, seriamos mediocres. Para ser hijos de Dios y comportarse como tales, dijo el padre que Jesús nos invita a ir más allá, a ser extraordinarios, y nos invita, como él mismo lo hizo, a amar a nuestros enemigos.
Nieta: Pero, ¿cómo hay que amarlos, abuelo?
Abuelo: Primero, perdonarlos de corazón y sin guardar rencores. También podemos hacer algo bueno por ellos si tenemos la oportunidad y sin pedir nada a cambio, y, por último, orar por ellos ante Dios, por su conversión. Por ejemplo, tú, nieto, con el niño que te hace bullying puedes tratar de ser su amigo, tal vez es malo con los demás por alguna situación mala en su casa y trata de desquitarse con los demás; y tú, nieta, puedes orar por tu amiga que a lo mejor se dejó llevar por la envidia para que se dé cuenta de su error. Y tú, hijo, puedes perdonar a tu exsocio y orar por él, para que utilice ese dinero para el bien; y, nuera, tal vez la vecina no los conoce y por eso crea historias en su mente, creo que es una oportunidad para hacer una buena amiga.
Papá: Tienes razón, papá, ya me dieron más ganas de ir a misa
Mamá: Cierto, solo preparo el almuerzo y nos vamos a misa. Claro, sin olvidar poner en nuestras intenciones a nuestros enemigos. ¡Gracias, suegro!
Francisco Carlos Medina
Seminarista de cuarto de Teología