Mateo 17, 1-9
Hoy en este domingo nos encontramos con Jesús que manifiesta a sus discípulos cómo se llega a la gloria. La gloria se alcanza a base de sufrimiento y esfuerzo, no es algo que se dé como premio a los buenos o a los que tienen prestigio en la sociedad.
Hoy sería bueno pensar cómo el hombre ha dejado de escuchar, deja que los ruidos del exterior llenen su interior y la escucha la pospone como si fuera algo del mañana. Es necesario valorar la escucha, solo cuando escuchamos entendemos al prójimo, escuchando entendemos nuestra propia existencia, entendemos nuestros problemas, cuando escuchamos encontramos soluciones adecuadas a cada problema que se presenta en la vida. Es a lo que hoy nos invita el Padre del Cielo al decir: «Escúchenlo». Escuchar a Jesús en el siglo XXI es difícil por todo lo que nos presenta el mundo: lo inmediato, lo pasajero, lo placentero, lo material; lo que nos gusta a los sentidos es lo que buscamos. Buscar a Jesús sabemos que implica renuncia: dejar todo lo superfluo y tomar aquello que nos llena. Hoy estamos presenciando una sociedad vacía, harta de todo y llena de nada, y esto sin duda alguna que sucede porque nos dejamos llevar por lo ruidoso y no escuchamos lo que verdaderamente llena nuestro ser.
Un compromiso para este domingo en este itinerario cuaresmal, que se nos presenta como tiempo propicio para hacer un alto en nuestra vida y ver que es lo que desgasta nuestra existencia, sería preguntarnos en lo personal: ¿qué tanto escucho la voz de Jesús? No necesariamente tenemos que estar en el templo para escuchar a Cristo. A Jesús lo podemos escuchar en el trabajo, en la familia, mientras vamos de viaje, en fin, en lo que realizamos a diario ¿Soy capaz de escuchar a Jesús que pasa y que camina a mi lado? Seguir a Jesús implica escucharlo y renunciar. Si de verdad queremos trasformar la sociedad en un lugar donde reinen la paz, la justicia y el amor, necesariamente tenemos que volver a buscar a Dios. Cuando el hombre hizo a un lado a Dios y se creyó que Dios había muerto, fue entonces cuando el hombre pensó que todo lo podía sin ayuda de alguien más; y hoy vemos el caos que está contemplando la sociedad. Necesariamente tenemos que volver a escuchar a Jesús que nos indica el camino correcto para llegar a tener una vida plena. Recordemos que Jesús no nos quita nada, al contrario, nos da todo para ser felices, para ser plenos y poder disfrutar de todo lo que la vida nos ofrece desde un ámbito de agradecimiento y de seguimiento.
Escuchemos la voz de Jesús todos los días.