
El hilo conductor de esta jornada fueron las diferentes creencias que cada uno tiene, las cuales son una afirmación personal que se considera como verdadera. Éstas se forman a partir de ideas que confirmamos por nuestra experiencia. Por ejemplo, si dicen que los perros son malos y si yo me acerco a uno y me muerde puedo confirmar que ciertamente el perro es malo o si no me muerde podre creer que es bueno. En relación a esto tenemos dos tipos de creencias: tóxicas y potencializadoras.
En esta jornada aprendimos cómo las creencias tóxicas pueden producir sentimientos negativos tales como el enojo, la frustración, introversión etc. Restándonos energía e inhabilitándonos a afrontar determinadas situaciones creando una imagen negativa de nosotros mismos, como por ejemplo pensar: “no sirvo para nada” “soy un inútil”. Esta postura nos puede provocar una mala relación con los demás.

Después de un momento de plática tuvimos un ejercicio en el cual teníamos que identificar alguna creencia toxica, ver que sentimientos producen, en qué parte del cuerpo se manifiestan, qué imagen crea en nosotros. Cada uno fue escribiendo su experiencia guiados por la psicóloga Lupita.
Ya por la tarde, después de los alimentos, hicimos un ejercicio sobre nuestras creencias positivas. Comprendimos cómo éstas nos ayudan a convivir sanamente con los demás. Esta jornada se cerró con un ejercicio de confianza en el cual las psicólogas nos organizaron por equipos.
