El pasado sábado 19 de septiembre, la Orden de las Hermanas Clarisas Capuchinas se vistió de gala al conmemorar 350 años de estar en estas tierras, y quisieron celebrar esta fiesta con todo el seminario. Comenzando esta magna celebración participamos todos juntos en la misa de acción de gracias en la capilla del Seminario Mayor. Al término de la misa compartimos juntos –sacerdotes, religiosas y seminaristas– una comida, como signo de fraternidad. Para poder conocerlas un poco más nos compartieron un poco de su historia dentro de la Iglesia.
He aquí un poco de lo que nos compartieron:
El origen de las Capuchinas está unido a una mujer noble de origen catalán, María Lorenza Longo, quien fue esposa de un funcionario del Consejo Real de Nápoles, Italia. En 1510, María Lorenza Longo queda viuda, al enfermar de parálisis visita el Santuario de Loreto, en Italia, y es curada milagrosamente; tenía entonces aproximadamente 47 años. A partir de entonces, dedica el resto de su vida a obras de caridad como la fundación del Hospital de los Incurables, en Nápoles (1522).
A inicios de febrero de 1535, María Lorenza Longo envía a la Santa Sede un curriculum de su vida y obras: la fundación, construcción, puesta en marcha y dirección del Hospital de Santa María del Pueblo de los Incurables en Nápoles, para pobres enfermos incurables, en donde se dedicó personalmente a atender a los pobres. Pero ahora desea pasar de la vida activa a un monasterio que está construyendo, en el que junto con algunas mujeres pobres, acogidas por ella, recitan el Oficio divino. La respuesta no se hace esperar y el 19 de febrero de 1535, el Papa Paolo III, con la promulgación de una bula, autoriza la fundación del nuevo monasterio, que será conocido con el nombre de S. María en Jerusalén o también como el Monasterio de las treinta y tres, por el número de monjas que lo componían, nombre con el cual se le conoce hasta el día de hoy. El 10 de diciembre de 1538, el mismo papa reconocía la nueva fundación como “monasterio de estrechísima observancia de la Orden de santa Clara”, poniéndolo bajo el cuidado de los Hermanos Menores Capuchinos, de los cuales toma el mismo estilo de vida: austeridad y sencillez, intensa vida de oración de día y de noche, espontaneidad en las relaciones fraternas, con un matiz de extremo retiro claustral delineado ya en las directrices de la Madre María Lorenza Longo. Es la época de la Reforma cuando nacen la Clarisas Capuchinas, tiempo de nuevas energías y entusiasmo para vivir en fidelidad el carisma de Santa Clara de Asís, para lo cual, el nuevo monasterio se vale también de las Constituciones de Reforma de santa Coleta de Corbie.
De este modo, después del primer monasterio en Nápoles, surgen nuevas fundaciones en Italia, España, México, Guatemala, Perú, Brasil, Islas Filipinas, Eritrea, Etiopía, Mozambique, Sudáfrica, etc.
Queremos fijar nuestra atención en el año 1665 en que es fundado el Monasterio de San Felipe de Jesús de Hermanas Clarisas Capuchinas en Nueva España, por seis hermanas provenientes del Monasterio de la Purísima Concepción de las Capuchinas de Toledo, España. El punto de arribo es el Puerto de Veracruz el 8 de septiembre de 1665, en donde después de diecisiete días de descanso continúan su camino hacia la ciudad de México. Pocos días más tarde, una gran tormenta azota el Puerto de Veracruz hundiendo tres navíos, de entre los cuales “Nuestra Señora del buen suceso”, que las condujo en su travesía de España a las Indias; a partir de entonces las seis hermanas se llamaban entre sí “las navegantas”. El día 8 de octubre llegan a la Ciudad de México, en donde fueron recibidas por el pueblo, el cabildo y la virreina con sus damas, entre ellas una joven de 17 años, que más tarde sería la famosa Sor Juana Inés de la Cruz.
Las seis hermanas fueron llevadas al Convento de la Limpia Concepción, en donde permanecieron ocho meses, viviendo conforme a la Regla de santa Clara y las Constituciones. Uno de los factores que perturbó el ambiente de silencio y recogimiento, fue su trato directo con los Virreyes de la Nueva España, quienes las visitaban con frecuencia por la novedad de su estilo de vida pobre y austero. El 29 de mayo de 1666, las hermanas capuchinas fueron trasladadas a su nuevo Convento de san Felipe de Jesús, ubicado en el corazón de la ciudad, cerca del zócalo capitalino. De allí se sucedieron fundaciones de otros monasterios en Puebla, Pue., Querétaro, Qro., Lagos de Moreo, Jal., Villa de Guadalupe, Méx., Guadalajara, Jal, etc.
Viene una época de cambios políticos/sociales a partir de la Constitución Mexicana de 1857 y las Leyes de Reforma bajo el gobierno de Benito Juárez. El Convento de San Felipe de Jesús es demolido, sobrevienen exclaustraciones, persecución religiosa, despojo de los monasterios, resistencia y testimonio de fe en Cristo por parte de nuestras hermanas capuchinas, sacerdotes, religiosos-as y de tantos mexicanos que se mantuvieron fieles a la fe católica. Otros acontecimientos como la Revolución mexicana, la Constitución de 1917 y las leyes antirreligiosas de Plutarco Elías Calles hacen que nuestras hermanas continúen una vida peregrinante permaneciendo escondidas en lugares donde puedan vivir de acuerdo a lo que han profesado. Y con todo, a pesar de las persecuciones, las vocaciones siguen llegando, jóvenes que escuchan el llamado de Dios para seguir una vida en humildad y pobreza, abrazada al Cristo pobre y crucificado, confiando en la protección de la Virgen Madre Santa María de Guadalupe.
Dentro de este contexto nacen muchos monasterios, de entre los cuales, en 1920, tres hermanas venidas del Monasterio de la Villa de Guadalupe, Méx., fundan el Monasterio de Clarisas Capuchinas en Guadalupe, Zacatecas, encabezando la fundación la Madre Francisca Aguilera, mujer fuerte y valiente que supo mantener vivo el carisma clariano capuchino en México a pesar de la exclaustración y persecución religiosa que le tocó sufrir en 1926 – 1934, juntamente con sus hermanas de comunidad. En 1973 el monasterio es recuperado por ocho hermanas venidas del Monasterio de Aguascalientes, Ags., el cual cuenta actualmente con veintiséis hermanas y es conocido como “Casa de Belén de hermanas Clarisas Capuchinas” de Guadalupe, Zac.
Agradecemos al Señor por estos 350 años de vida del carisma en tierras mexicanas, en modo especial en nuestra Diócesis de Zacatecas, por el cariño y el cuidado que nuestra Iglesia particular ha tenido hacia nosotras a través de los diferentes obispos, sacerdotes, religiosos – religiosas y personas de buen corazón. Que Dios bendiga a todos. Oramos por sus necesidades e intenciones.