Mi nombre es José Alberto Gonzáles Salas
Actualmente estoy en la Etapa del Curso Introductorio Diocesano. Me entusiasma el hecho de poder transmitir mi alegría y mi desempeño en mi formación pastoral. Todos los seminaristas, debido al gran regalo que cada uno posee y que es común a todos (la llamada de Cristo al sacerdocio), mostramos nuestra caridad para con los demás mediante las obras. Los seminaristas llevamos a cabo un sin fin de actividades, con ello transmitimos nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor a los demás, ciertamente estas actividades las reflejamos tanto dentro de las instalaciones del Seminario como fuera de él. Sí, fuera de él, debido a nuestra llamada y en consecuencia con ella, uno no debe limitarse a vivir su formación dentro del Seminario, sino también fuera de él, donde el campo es el mundo, y los que estamos en el mundo, no somos ajenos al sentir humano (cf. GS 1). Y como herederos de la gracia de Dios y candidatos a comunicarla, no podemos limitar nuestras fuerzas humanas, porque muchos esperan lo mejor de nosotros. En particular les voy a platicar mi experiencia pastoral.
En primera todos lo hacemos en miras de lo que en un futuro seremos: portadores del Evangelio, pastores de las almas, y por tanto debemos irnos asemejando a Cristo, Buen Pastor ¿cómo hacerlo? Yo tengo mi actividad pastoral todos los sábados en un fraccionamiento que se llama Villas de Nápoles, en el municipio de Guadalupe. Junto con otros cuatro compañeros más (Juan Manuel, José Reyes, Jorge Campos y Luis Miguel) apoyo en la catequesis en ese lugar.
En lo que respecta a mi actividad, imparto catecismo a los niños de kínder y primero de primaria, es decir, a los peques. No puedo negarlo: son a veces algo inquietos, bueno, sólo cada sábado. Cuento con nueve pequeños alumnos, muy pequeños, sin embargo llenos de vida y de ternura, alegría que me llena, confieso que aunque a veces que uno va cansado, estresado, triste, etc., agobiado por cualquier circunstancia, ellos me llenan de esperanza.
Mi catequesis la imparto de 4:00 a 5:00 p.m., lo que respecta al contenido, enseño lo fundamental de la doctrina cristiana, oraciones, etc. Cada uno debe ingeniárselas ya que por lo general los niños pequeños no son tan tranquilos y mi medio para que aprendan es por medio de juegos, invitarlos a colorear, dibujar o moldear figuras con plastilina.
A demás nos hacemos presentes con la gente adulta, nuestra prioridad son todos, y por las tardes del sábado rezamos el rosario por las casas con una imagen de la Virgen de Guadalupe. Platicamos con los jóvenes que se acercan a nosotros con alguna duda, y, creo yo que todo esto esatría incompleto sin la Eucaristía, que por supuesto tenemos todos los domingos a las 10:00 a.m., prestamos servicio principalmente en el coro y en las lecturas o acolitando, y para el coro nos apoya la familia de mi compañero José Reyes. Después de Misa tenemos un tiempo con varias personas para instruirlas en el manejo y entendimiento de la Biblia.
Y para dar por terminada mi experiencia, les comparto que la pastoral no es una parroquia, un catecismo o un rato de juego con los niños, no, es un compartir la vida con los demás, es compartir nuestra necesidad de Dios con los demás y vivir juntos la fe y la esperanza en el Señor.