Dad gracias a Dios porque es bueno, porque es eterno su amor (Sal 118,29)
Esta XXXII Semana Vocacional llevada a cabo del 14 al 21 de abril, ha sido una oportunidad para vibrar juntos, no sólo como Seminario, sino como Parroquias y como Diócesis y juntos mover la tierra de nuestra Iglesia local para que pueda dar abundantes frutos de vocaciones.
Y como todos hemos sido parte fundamental de esta intensa labor, queremos invitarles a elevar juntos nuestros ojos al buen Dios para agradecerle sus dones y bendiciones.
Queremos de una forma especial, fijar nuestra mirada gratificante en cada una de nuestras parroquias, en cada grupo apostólico, en cada movimiento parroquial; puesto que tomaron el arado junto con nosotros para aflojar el terreno y echar la semilla, confiando en que el dueño de la mies proveerá a su campo que es la Iglesia, con una nueva primavera de vocaciones.
Tú fuiste parte esencial en esta labor, para que muchos de nuestros jóvenes hicieran suya esta experiencia de fe. Tú colaboraste de una forma muy especial con tu oración, con tu promoción y tu cooperación económica, por ello queremos decirte: gracias, muchas gracias y pedimos a Padre Dios que siga derramando sus bendiciones sobre ti, sobre tu familia y sobre tu parroquia.