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HOMILIA II DOMINGO DE ADVIENTO

 

Preparad el camino del Señor

 Estamos inmersos ya en el tiempo del Adviento, en este segundo domingo donde la alegría y el gozo se van convirtiendo en los signos de la espera del Señor. Tiempo que se hace invitación, espera y oportunidad a prepararnos con toda seriedad y entusiasmo.

 Es esta segunda semana del Adviento motivada aún en su etapa escatológica, ya que esta puesta nuestra mirada no solo en la celebración de la Navidad de este año, sino eminentemente y  con esperanza, puesta nuestra mirada en la venida final de la historia de Jesús Nuestro Salvador. Abramos la mente y el corazón al misterio de Dios ya que actúa para nuestro bien en nuestra historia.

 Para mantenernos en esta espera, motivada por la creatividad del gozo en que Alguien se acerca, nos sentimos interpelados por la Palabra de Dios a preparar. Actitud cristiana por medio de la cual  vamos reflexionando a echar una ojeada al interior de cada uno de nosotros en vistas a recibir. Y recibir el fruto más preciado y valioso que Dios nos da como don: su Hijo Jesucristo.

 Las lecturas presentadas son sugestivas y esperanzadoras si queremos realmente prepararnos para el gran acontecimiento del misterio de la navidad. Ya desde el Antiguo Testamento  el pueblo de Israel es invitado a preparar y a renovar su esperanza en Dios que no olvidándose de su pueblo, salva motivado por el amor. El profeta nos habla de un pueblo sumergido en la desesperanza, ya que está lejos de la patria, en el destierro y pasa por momentos difíciles. En estas circunstancias es invitado a renovarse, a alegrarse, porque se les ha anunciado el término de su cautiverio, el regreso a su patria. Asegurándoles con toda firmeza que la ayuda de Dios está a la puerta. Y El mismo  los guiara con alegría a la luz de su gloria (v 9).

 Buena Noticia para el pueblo, que con ello se siente liberado y amado por Dios. Pero todo esto implica que hay que cambiar de actitudes, es tiempo de fortalecer la fe en Dios. Por eso la invitación a dejar el luto y a vestirse con sus mejores trajes de fiesta. Es decir a mostrar con signos la conversión exigida por Dios para recibir su salvación y constituirse así en constructores de paz y testigos de su salvación (v 4). Tal noticia dispondrá el corazón y renovara el ánimo de un pueblo sumergido en la desesperanza. Aquí no puede haber más que alegría y fiesta por un Dios que se acerca para salvar. Ya que un nuevo éxodo se aproxima no para ir a la opresión sino a la libertad.

De Igual manera resuena la voz del profeta Juan, que es el protagonista de este domingo, en el desierto donde Dios ha actuado numerosas veces, de manera profética, que se hace voz que dice preparen el camino del Señor como lo hiciera Isaías (40,3-5).  El Evangelio de Lucas señala que esta salvación de Dios, la llegada de Jesús es una realidad viva, que implica una preparación seria y firme. 

 Juan dando cumplimiento a la profecía de Isaías, va proclamando también a un pueblo que espera la salvación, al mesías, la Buena Noticia de la salvación. Para esto es necesario que se preparen, con la conversión prepararan los caminos del Señor (v 4). Se les pide que tengan una actitud de renovación interior, se les urge a rellenar, a allanar a enderezar la vida. Es iniciar ya un cambio, una nueva actitud de vida. Si Dios se acerca hay que cambiar, preparar el corazón para iniciar un camino nuevo, quitar con decisión todo obstáculo y hacer visible así la salvación de Dios. Invitación a un despojarse verdaderamente de si, de todo orgullo, vanidad, prepotencias, de todo materialismo y realizar lo que nos ha faltado hacer por Dios.

 Es difícil que los valores de esperar y preparar, que implican determinación y sacrificio, se vean con gusto en una sociedad que es constantemente invitada a vivir de lo inmediato o también porque vive de forma intensa experiencias cortas y gratificantes pero que no se prolongan por mucho tiempo, o también porque lo duradero que implica compromiso y responsabilidad no lo toma en cuenta para su vida y prefiere lo grato y momentáneo o también porque nuestro mundo propone que lo que el hombre consigue y obtiene lo hace gracias a su espíritu emprendedor.

 Hoy en este Domingo resuena para nosotros la voz del profeta y se hace actual su invitación: ‘’preparen el camino del Señor, enderecen el sendero…’’ (v 4). Invitados a cambiar de rumbo y a ver que si nos hemos equivocado en el camino, demos marcha atrás. Observarnos pues siempre hay cosas que enderezar. Este tiempo de Adviento es una invitación a cambiar, a no ser los mismos. Que la alegría y el gozo, hablen de que nos preparamos para celebrar la navidad.