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III JORNADA FILOSÓFICA

El pasado sábado 18 de mayo, la etapa de filosofía realizó su III Jornada Filosófica, coordinada por los alumnos de tercero, dedicada a Edith Stein. Una filósofa reciente, pero de las pocas que se conocen y se estudian; su pensamiento se centra en la persona, reconociendo que el hombre es imagen y semejanza de Dios.

Dicha jornada dio comienzo a las 9:30 am con el acto de bienvenida y apertura a dicha actividad, dirigido por Juan Manuel Martínez, quien agradeció a los presentes por su asistencia, así como la participación de los conferencistas. Para adentrarnos un poco en el ambiente y antes de meternos de lleno al pensamiento de la filósofa, se llevó a cabo una exposición referente a la vida de Edith Stein, recalcando que no solo fue amante de la sabiduría, sino santa, mártir y mística. Asimismo, se habló un poco de su antropología, pues no olvidemos que nuestra filósofa se inclinó por el pensamiento personalista y fenomenológico. Dicha exposición la llevó a cabo el seminarista Lázaro Daniel. 

Las conferencias que se llevaron a cabo abordaron, en primer lugar, la influencia que tuvo en Edith Stein los filósofos Santo Tomás de Aquino y Edmund Husserl, ponencia presentada por el Pbro. Dr. Salvador Vera Ponce; y el pensamiento filosófico-teológico de Edith Stein,impartida por el Sr. Obispo Don Fernando Mario Chávez Ruvalcaba, quién también presidió la Sagrada Eucaristía y nos acompañó a degustar los alimentos, actos que clausuraron esta jornada filosófica.

Creo interesante compartir la biografía de esta filósofa y santa que es un gran ejemplo para nosotros, como seminarista y católicos, pues supo asimilar bien la filosofía y la teología, enfocándolo a la persona y de manera especial a la mujer, que en su tiempo era discriminada y no tenía oportunidad de realizarse en la sociedad. Gracias a esta gran unión de pensamiento supo llegar a la Verdad, es decir, Dios.

Hablando un poco de su vida, dentro de los sucesos de Nazismo y de la matanza semítica, conoce la luz una persona de gran relevancia cuyo nombre es Edith Stein. Nacida el 12 de octubre de 1891, en la entonces ciudad prusiana de Breslau (actualmente Wroclaw Polonia), en el seno de una familia judía. 

En la adolescencia, desconcertada por el mundo que le rodea y no encontrar respuesta a muchas preguntas deja la escuela y la religión, porque no encuentra sentido a la vida. Entonces cae en la cuenta de que lo más importante es saber cómo afrontar la vida y los problemas y esto nadie se lo enseña. Asimismo, surgen grandes dudas existenciales sobre el sentido de la vida del hombre y se percata de la discriminación de la mujer. 

En 1911 inicia sus estudios universitarios de germanística, historia, propedéutica filosófica y psicología en su ciudad natal. En la Universidad de Gotinga, se doctora con su tesis sobre la empatía convirtiéndose en la primer mujer doctorada de Alemania.Hay que reconocer de esta joven su gusto por la ópera, literatura, la música y el deporte. Siendo universitaria se pondrá a prueba su profundo espíritu de mujer luchadora-buscadora, ya que no hace filosofía por profesión, ni estudia por el afán de saber más; sino que detrás de todo ello se esconden ansias por descubrir cuál es la verdad. La verdad que buscaba Edith Stein era dar sentido y razón de ser a la vida del hombre y se da cuenta, que el método fenomenológico le puede ayudarlo. 

Se adentra tanto a la filosofía de Husserl, que llega a ser su mejor discípula, inclusola fenomenología empieza a purificarla intelectualmente. Este cambio, provoca en ella una nueva visión al posicionarse frente a la religión, derrocando el ateísmo y tomando una actitud agnóstica. Con este tema demuestra sin dudar, que el hombre es un ser espiritual, trascendente, abierto, llamado a la realización de sí pero a la apertura hacia el otro. 

En 1921 encuentra un libro extraño: la vida de Santa Teresa de Jesús en la biblioteca de su amiga Conrad-Martius, y al leerlo, llega a una reflexión tan profunda, que decide dar el paso al catolicismo comenzando a prepararse para recibir el bautismo y la Eucaristía en la Iglesia de San Martín donde adopta el nombre de Edith Hedwing Teresa y un mes más tarde está lista para recibir con todo su corazón la confirmación. 

El Jueves Santo de 1933 le hace comprender que ella tiene que ayudarle a Jesús a cargar con la cruz. Impulsada por esto ingresa al Carmelo donde toma el hábito como Teresa Benedicta de la Cruz. En 1936 cuando estaba en la ceremonia de la renovación de votos, muere su madre.En este tiempo surge con mayor énfasis el odio judío y se decide enviarla al Carmelo de Echt en Holanda. En 1942 las fuerzas nazis se presentan en el convento y apresaron a las dos hermanas para conducirlas al campo de concentración de Auschwitz, Polonia. Tras quince días de sufrimiento, son trasladadas hacia la cámara de gas junto a otros mil judíos el 9 de agosto de 1942. 

La Ciencia de la Cruz, obra hecha por obediencia a sus superiores, trata del camino interior de inmolación y victimazgo en imitación al Cordero Inmolado, así como el dar una respuesta a la vocación de la entrega total, hasta la Cruz, reflejando su pensar completamente en su martirio. De ahí las palabras del Papa Juan Pablo II al contemplar el camino recorrido por la filósofa:«Dejémonos abrir por su mensaje como una mujer del espíritu y del entendimiento, quien vio en la ciencia de la cruz el culmen de toda la sabiduría».

Es impresionante el estudio de su filosofía, sobre todo la fenomenología y la metafísica, que abrió la perspectiva para conocer a profundidad la estructura de la persona humana, de la cual tiene una visión muy amplia, así como la conciencia de la gran necesidad de recibir una adecuada formación, a partir de su antropología cristiana.

Es importante saber que toda persona es individual e irrepetible, ya que ha sido creada por Dios. La persona tiene un compuesto de cuerpo y alma, que al unirse lo hace ser persona. A pesar que el hombre es individual e irrepetible, necesita interactuar con los demás, de manera que juntos puedan llegar al fin que se propongan o que se le ha impuesto en su naturaleza, ya que «El hombre no se encuentra como pura subjetividad, sino concretamente como hombre en su mundo».  Habla de la estructura de la persona humana, es decir, la composición del ser humano de cuerpo y alma que lo hace ser distinto a los demás seres inferiores (minerales, plantas y animales) que lo hace ser persona. Para ello, Edith Stein nos habla de la persona desde que es cuerpo material y un ser vivo, hasta descubrir que posee una individualidad y racionalidad, que incluye la capacidad de salir de sí y acoger al otro. Lo que hace que el ser humano sea trascendente.

Es interesante recalcar, que aunque el ser humano es perfecto en su composición humana, por su naturaleza es limitado y por tanto perfectible; de ahí, la necesidad de irse perfeccionando poco a poco. En este sentido, nos habla Edith Stein de la gran necesidad de una buena formación en las personas, ya que en cierta manera, de la formación que se les dé, será como realicen su persona.

Edith Stein fue canonizada el 11 de octubre de 1998, en una sencilla ceremonia presidida por el Sumo Pontífice. Pidamos a Santa Edith Stein, que interceda ante Dios para que nos conozcamos a profundidad, nos realicemos y cumplamos la misión que tenemos en este mundo terrenal, que seamos personas que no sólo interese nuestro bienestar, sino que nos preocupemos del prójimo y nuestra meta final sea identificarnos con la Verdad, que es Dios.