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La experiencia de la Semana Vocacional en el CID

La pasada XXXII Semana Vocacional fue para muchos nuestra primera experiencia en de promoción vocacional. Por tal motivo, algunos llevábamos miedo, pues no sabíamos lo que nos esperaba; sin embargo gracias a la ayuda de los hermanos mayores, de Filosofía y Teología, logramos superarlo. Esta intensa actividad inició para algunos desde el viernes, aunque para la gran mayoría hasta el sábado, por la maña o tarde. 

Fuimos recibidos, desde el primer día  llegamos participando en las Misas de sábado y domingo con el sacerdote que compartiríamos todos estos días, siendo así sólo la antesala de las experiencias que aguardaban en el afán de cada día.

La promoción vocacional se desarrolló principalmente con el visiteo de escuelas, secundarias y preparatorias; aunque otros optaron, por recomendación del sacerdote, que mejor las actividades se realizaran las reuniones con los diferentes grupos apostólicos. Así mismo fuimos testigos de cómo en muchos centros educativos se imposibilitó el ingreso al mismo por los profesores y directivos, quienes aferrados argumentaron, principalmente, en que la educación debe ser laica.

Varios compañeros tuvieron la oportunidad de hacer uso de los medios masivos de comunicación como la radio o la televisión, pues hubo parroquias que organizaron una visita a las instalaciones de las diversas empresas de tal modo que el objetivo de esta semana llegó también por estos medios humanos.

De mucha importancia fueron sin duda las Horas Santas vocacionales vividas con los diferentes grupos de las parroquias, pues sin duda frente al Dueño de la mies es donde se tiene que pedir por más operarios, y al unirnos todos en una sola intención en el corazón, seguramente que nuestro Señor escuchó el clamor. 

Los retiros y encuentros con monaguillos fueron otros de los mejores foros para poder promover la vocación sacerdotal, porque fue en éstos donde se tuvo mucha participación. Recordemos también que muchos de los seminaristas fuimos monaguillos de pequeños, de ahí le conocimos y nos fuimos enamorando cada vez más del Señor.

Los encuentros con jóvenes fueron otro punto donde mejor se pudo realizar la promoción de la vocación sacerdotal, resolviendo dudas, mostrando los videos y dando testimonio de nuestra propia vocación.

Finalmente me gustaría decir, que esta semana vocacional nos ha servido a todos a poder afianzar, consolidar y sobre todo alimentar nuestra propia vocación; pues es dando como recibimos…pues recordemos que nadie da, lo que no tiene…