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LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA.

“Alégrate Llena de Gracia…”

El ocho de diciembre de 1854 el Beato Papa, Pio IX declaraba el dogma de la Inmaculada Concepción de María. Después de una consulta general a la Iglesia universal el Papa proclamaba una verdad de fe que se vivía desde la antigüedad en toda la Iglesia.

Se tienen noticias que en oriente se reconocía y celebraba ya a la Virgen María como la Toda Santa. En el siglo VII se encuentra ya instaurada esta fiesta de la Virgen, tras celebrar la Anunciación y la Concepción de Jesús. En occidente la Santidad Mariana se celebraba ya hacia el siglo XI con el título de la Inmaculada, en realidad en occidente dicho título no tuvo mayores dificultades, solo en algunas excepciones. Fue en el s. XV que se aceptó oficialmente la celebración de la Inmaculada Concepción.

El evangelio del día: en el texto evangélico de este día escuchamos la narración conocida de La Anunciación,  en él escuchamos lo siguiente: El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una virgen… la virgen se llamaba María.  La virginidad es el primer rasgo de la figura evangélica de María, este término Virginidad no es solo un término moral o civil, sino una frase de profundo significado teológico, espiritual, significa que Cristo no fue engendrado ni de la carne ni del deseo del hombre, sino por Dios (Jn 1,13). Jesús no nació por mecanismos humanos sino por voluntad y don de Dios en el seno de la Virgen María. Celebrar la virginidad de María es celebrar la acción de Dios, la realización de su plan de salvación para el género humano.

Es importante recordar que en la elección de María como madre del Salvador da inicio el plan de salvación, es María la primera que goza de la redención realizada por Dios a través de su Hijo Jesús, es la primera redimida, al aceptar la misión que el Arcángel Gabriel le pide en nombre de Dios, con su Fiat participa ya de la redención y abre la puerta para la redención universal de todo el género humano. 

El Dogma de la Inmaculada hoy: LA Virgen María a lo largo de la historia ha sido para los cristianos el modelo de discípula de Jesús, modelo de perfección humana. A mediados del s. XIX, cuando el Papa proclamó el dogma, el mundo cristiano se encontraba en una fuerte discusión intelectual, que afectaba la vida cristiana, es el tiempo del positivismo, del liberalismo, del ateísmo, además de otras corrientes como el panteísmo, el racionalismo, etc. Ideologías que hacían del hombre un ser inmerso en el pecado y la corrupción y sin esperanza; solo Dios puede salvar al hombre, no está todo perdido para él, el hombre no solo es maldad y corrupción sino que goza del favor de Dios, prueba de ellos es la Santísimo Virgen María, humana como nosotros, pero que por su fe y esperanza hizo posible la redención al aceptar en su seno virginal la Encarnación del Hijo de Dios. 

Ella pues es modelo de fe y liberación para todo el género humano, hoy que vivimos también en un mundo que parece corrompido, alejado de Dios, donde el hombre parecería haberse perdido, recordamos que eso no es cierto, que la gran prueba del amor de Dios sigue presente en su Iglesia, que María nos da prueba de ese amor y predilección de Dios por el género humano, ella que permitió que su Hijo se hiciera hombre igual que nosotros, menos en el pecado para redimirnos y darnos su gracia sigue siendo la prueba del amor de Dios por nosotros.

Que María Santísima, la Inmaculada Concepción sea para todos nosotros hoy ese modelo que necesitamos para seguir al Señor en todas las épocas de la historia.