¡Cuán grande riqueza es, aún entre los pobres, el ser hijo de buen padre!
En este día la Iglesia Católica, celebra la solemnidad de san José, esposo de la Virgen María y padre adoptivo de Jesús.
San José fue un ser humano, que conquistó el corazón de la Virgen María, un auténtico esposo que supo cuidar de su familia. En el padre adoptivo de Jesús podemos encontrar tres cualidades muy importantes para nuestra vida cristiana.
1.San José fue un hombre obediente.
Cuando se da cuenta de que su futura esposa se encuentra esperando, por un momento quiere dejarla, pero en el sueño el ángel le revela, que el Hijo es obra del Espíritu Santo. Por tanto, san José supo escuchar la voz de Dios y precisamente eso significa obedecer, el que escucha. Hoy la palabra de Dios nos invita a ser cristianos que aprendamos a escuchar la voz de Dios, de esta manera podremos hacer su voluntad.
Y para escuchar la voz de Dios, es decir, para obedecer, es necesario tener una virtud que es importantísima: la fe. La fe es el fundamento de nuestra vida, sin fe se acaba el edificio de nuestra vida cristiana. Ahora pues, san José supo escuchar la voz de Dios, porque creyó y confió en aquél que le hablaba.
2.San José fue un guardián.
Sí, el padre adoptivo de Jesús, en su vida terrena se dedicó a ser guardián de María y de su Hijo. En esta tarea supo pasar por diferentes pruebas, desde pedir posada, hasta huir hacia Egipto, porque corrían peligro sus dos grandes amores.
Y podemos preguntarnos: ¿quién es un guardián? Pues es el que protege, el que custodia, el que cuida, el que está al pendiente. Todo esto fue José. Se dedicó a proteger a su esposa e Hijo. Con gran valentía supo custodiar a Jesús recién nacido de las manos de Herodes. Como padre amoroso supo cuidar y educar a su Hijo sobre todo con el ejemplo. Y como buen esposo trabajó y estuvo al pendiente de Cristo y María.
3.San José fue un hombre de silencio.
Esto lo podemos constatar hoy en este pasaje evangélico, José no abre los labios. Pero su testimonio de silencio es mayor. Un hombre que guarda silencio es porque busca hacer la voluntad de Dios y no la suya. Calla los ruidos que aquejan al corazón del hombre, para que hable sólo la voz de Dios.
Hoy el silencio es importantísimo en nuestra vida. Estamos llenos de sonidos, los cuales nos impiden escuchar la voz de Dios (televisión, radio, internet), llenos mil cosas que no dejamos tiempo para oír el aliento de Dios. ¡Qué tristeza tener oídos y no poder escuchar!
En esta solemnidad, la Palabra de Dios debe de llegar a nuestros corazones a ejemplo de san José. Podemos quedarnos con tres aplicaciones.
a)Como cristiano estoy llamado primero a obedecer al único que nos da la felicidad. Y para obedecerle primero tengo que escucharlo y ¿cómo lo puedo escuchar?, pues leyendo su Palabra y asistiendo a la santa Eucaristía con un espíritu de fe.
b)Como cristiano estoy llamado a ser un guardián. Si soy padre o madre a ser buen protector de mi familia. Y si soy hijo (a) a saberme dejar guiar por mis protectores, mis padres.
c)Como cristiano debo ser un ser humano de silencio. Es decir, callar todos los ruidos interiores y externos, para que sólo nos hable el único que es el Camino, la Verdad y la Vida y de esta manera poder escuchar la voz de Dios como lo hizo san José.
Que esta Eucaristía sea nuestro alimento para poder ser cristianos obedientes, guardianes y de silencio, a ejemplo de san José.
¡Cuán grande riqueza es, aun entre los pobres, el ser hijo de buen padre!