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Miércoles de Ceniza, iniciemos un proyecto cuaresmal

La Cuaresma es un tiempo particular de la Iglesia que nos invita a todos a iniciar un proceso de profundización en nuestra vida cristiana. Para que este tiempo no pase desapercibido, es necesario hacer un proyecto cuaresmal para que estas cinco semanas dejen una huella profunda y sean un instrumento de la gracia de Dios para nuestra propia conversión.

1)      Lo primero tiene que ser la penitencia. El miércoles de ceniza abre la cuaresma con el ayuno, con un día en que restringimos la forma en cómo comemos. El ayuno tiene, además, una función de tipo espiritual, misteriosa, pues abre el alma a gracias particulares de Dios, no sabemos exactamente cómo funciona, solamente vemos sus efectos: empiezan a recibirse gracias particulares que trabajan directamente sobre esos vicios que tenemos para que podamos controlar nuestra voluntad.

2)      El segundo elemento se complementa con el anterior: la oración. La oración viene a complementar, desde el punto de vista netamente espiritual, lo que nosotros estamos haciendo con el ayuno. Si en nosotros no tenemos ayuno y solamente oramos, no hay dónde se “enganche” la oración. La oración junto con el ayuno trabaja sobre nuestra voluntad siendo nosotros ahora ayudados directamente por la fuerza del espíritu que se está nutriendo y alimentando fuertemente.

3)      Si además de estos dos elementos le ponemos la Palabra de Dios como norma, entonces, ahora sí tenemos bien claro el camino a seguir. La cuaresma será un espacio en donde vamos a estar continuamente siendo mimados y motivados por la Palabra de Dios.

4)      Además, dentro del proyecto cuaresmal, la Iglesia invita a la ayuda a los pobres, pero, ¿cómo ayudaremos a los pobres? Con la limosna ¿de dónde? De lo que no nos comimos, de todos esos refrescos que no nos tomamos, de toda esta carne que no compramos durante el tiempo de la cuaresma, de todo lo que nos ahorramos por abstenernos de ir al cine, etc.

5)      La comunión frecuente, fuente y culmen de la vida cristiana, de donde emana toda fortaleza y caridad, signo de participación plena en la vida divina.

Todo esto nos preparará para llegar a una Pascua hermosa en donde nuestra conversión va a traernos más felicidad, alegría y paz para nosotros, para nuestra familia, para nuestra sociedad. Aprovechemos este tiempo cuaresmal para avanzar en nuestra vida espiritual y disfrutar de esta vida en abundancia que Dios ha traído para nosotros, para poder llegar a la Pascua con un corazón renovado y con una vida transformada.

José Reyes Venegas Gamboa

Seminarista de segundo de Teología

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