Gracias a Dios comenzamos un año nuevo; nos encontramos aún en el tiempo de Navidad y celebramos en este primer día del 2019 la solemnidad de Santa María Madre de Dios, juntamente con la Jornada Mundial de la Paz.
En el evangelio de hoy (Lc 2, 16-21) se nos relata la visita de los pastores al niño Jesús y se nos invita a contemplar, junto con ellos, al Salvador a quien encontraron al lado de María su Madre. Como Iglesia celebramos en este día la Maternidad divina de María; en efecto, ella es verdaderamente Madre de Dios porque es la Madre del Hijo Eterno de Dios hecho Hombre.
Reconocer a Santa María como la Madre de Dios es, pues, reconocer en aquel niño que los pastores hallaron recostado en el pesebre, al Señor del Universo que por amor a nosotros y por nuestra salvación se ha hecho hombre. Es adorar a aquel que ha venido a rescatarnos de la esclavitud del pecado y de la muerte pues, como dice san Pablo en la segunda lectura (Ga 4, 4-7): «Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estábamos bajo la ley, a fin de hacernos hijos suyos».
El Hijo de la santa Virgen María, Jesucristo, nuestro Dios y Señor, cuyo nacimiento celebramos alegres en este tiempo, es llamado también «Príncipe de la Paz» (Is 9, 5). Y la primera lectura que escuchamos al comienzo del año civil (Nm 6, 22-27) nos anima con la certeza de la bendición de Dios: «Que el Señor te mire con benevolencia y te conceda la paz». Es una invitación a vivir a vivir este año caminando delante del Señor, construyendo un entorno lleno de paz con el favor de Dios.
La Palabra que escuchamos en este día nos invita, pues, a alabar y glorificar a Dios por todo cuanto nos da, de manera especial por la salvación que nos ha dado en su hijo Jesucristo, a fin de hacernos hijos suyos. Pero también nos invita a ser hombres y mujeres que buscan la paz, aquella paz que solamente Dios nos da, la paz que ha venido a traernos Jesús, el Príncipe de la Paz, nacido de santa María Virgen.
Víctor Francisco López Méndez
Tercero de Teología