Desde mi punto de vista, es Kant, el más grande filósofo, después de Platón. Sus obras, los distintos temas tratados y la certeza con la que los trata son pruebas de esto. Immanuel Kant, nació el 22 de abril de 1724 en Königsberg, Alemania (la cual desde 1945 pasó a ser parte de Rusia, tomando el nombre de Kaliningrado) y murió el 12 de febrero de 1804 en la misma ciudad en punto de las once de la mañana. Con su muerte se sella la época moderna de la filosofía y se da comienzo a la contemporánea. Su más grande obra es la Crítica de la razón pura.
La invitación de la doctrina kantiana es que no debes de quedarte o encerrarte en un solo punto de vista para conocer las cosas, tal como lo sostienen los empiristas o los racionalistas (por dar un ejemplo) respectivamente, sino que tenemos que criticar, y no me refiero a hacer comentarios sin sentido, como lastimosamente y en nuestros tiempos se realiza, si no que debemos de ejercer la crítica en el estilo puro Kantiano, debemos realizar un juicio de las cosas, una apreciación justa de ellas. Hay que analizarlas, compararlas y quedarnos con lo mejor.
El criticismo es una herramienta para adquirir una mayor seguridad sobre la veracidad de las afirmaciones que hace el ser humano hoy. La filosofía crítica pone los límites, a través de la razón misma, a todo ese relativismo de conceptos y teorías individualistas y subjetivas, cargadas de emociones y faltas de razón.
Considero oportuna la aplicación de esta doctrina al mundo de hoy, ya que la sociedad se está envolviendo dentro de muchos y graves problemas, como el del aborto, la corrupción, y la imposición de leyes ilícitas conforme a la moral y a la dignidad de los seres humanos. Todo esto a causa de la forma de proceder de las personas, quienes se dejan llevar por las apariencias y, por tanto, hacen de su conocimiento, un conocimiento superficial, influenciado por la forma de pensar de otros.
La escala de valores se está modificando de forma drástica, cambiando la importancia que tienen en la mente de cada persona, dando prioridad al placer, al tener, al hedonismo y a otros muchos valores pasajeros, y relegando valores como la responsabilidad, el amor, el respeto y la empatía.
El criticismo, presentado como un antídoto, es un tema que abarca el campo de la filosofía del conocimiento y el de la ética, iniciando en el primero y perfeccionándose en el segundo.
El hombre, junto con su forma de pensar, ha ido cambiando durante el transcurso del tiempo. Comenzando ésta gran historia, con el deseo de saber de parte del hombre, que se pregunta por las cosas que le rodean y por sí mismo, en busca de poder comprenderlas, conocer su por qué y para qué, es decir, su origen y fin.
La filosofía pre-kantiana es una muestra de esto, los filósofos antiguos que tratan de dar una respuesta al origen de las cosas, en búsqueda del primer principio, aquel primer elemento del que todo se desprende. Buscan también explicar al hombre y sus principios constitutivos, surgiendo de esto los primeros principios morales. El pensamiento sigue su paso y continua su reflexión, a cerca de las cuestiones fundamentales de la filosofía Dios, el hombre y el mundo.
Se establecen las dos principales líneas de pensamiento que hay en el campo filosófico representadas por «Platón y San Agustín» y por «Aristóteles y Santo Tomás de Aquino». Con sus características y similitudes, que marcan pauta aún en nuestros días para los filósofos que pueden clasificarse dentro de una o de otra.
La genialidad de Kant, el filósofo en el que se centra la investigación, es que es un punto intermedio entre ambas, es una conciliación entre ambas líneas y un fundamento sólido para la filosofía sucesora a él.
Es necesario encontrar fundamentos en los que se sostengan los principios morales por los que el hombre se guía, y éstos deben de ser universales, para que así sean aceptados por todos. Kant da respuesta a esto, fundando las acciones morales del hombre en su inteligencia, en su capacidad de razonar y entender; elementos que constituyen al ser humano, acaparando así a todo el género que no se encuentre limitado natural o accidentalmente de su capacidad cognitiva (siendo ésta muy baja como para acaparar responsabilidad).
Un pensamiento y una postura crítica ante las cosas, permitirá purificar el conocimiento que se adquiere, y el conocimiento guía al actuar, por tanto, un mejor conocimiento lleva a un mejor actuar. Aquel que es considerado sabio, pero que en su actuar no lo demuestra, debe replantearse si es en verdad sabio, o si su ignorancia lo está llevando a buscar bienes aparentes.
La Invitación es la misma hecha por Kant en su libro de –Respuesta a la pregunta ¿Qué es la Ilustración?- «Sapere Aude!» Atrévete a pensar por ti mismo, no te dejes llevar por las apariencias, no te quedes con lo superficial de las cosas, da el paso necesario para salir de la minoría de edad, es decir, aprende a valerte por tu propio entendimiento, y no del de otra persona. Pero siempre respetando los principios y las normas establecidas para alcanzar el bien común. Recuerda: Trata a las personas como fines y no como medios, haz con los otros lo que quieras que hagan contigo y Actúa de modo que la máxima de tu voluntad pueda, al mismo tiempo, valer siempre como principio de una legislación universal.
El seguir el pensamiento kantiano no es adoptar dogmáticamente una postura filosófica, sino que es, un aprender a filosofar, mismo que Kant enseñaba en sus clases de filosofía. ¡Sapere Aude!
Si quieres profundizar más en el tema o leer mi trabajo científico completo (mismo que aquí se resume) te invito a que me escribas un correo electrónico: elchino_22oct96@hotmail.com
Por Carlos Humberto Bustos Huerta
Seminarista de tercero de filosofía