Con la fiesta de Cristo Rey se concluye el año litúrgico. Esta fiesta tiene un sentido escatológico pues celebramos a Cristo como Rey de todo el universo. Todos sabemos que el Reino de Jesús ya comenzó, cuando vino a la tierra hace más de dos mil años, pero, será hasta que vuelva, en la parusía, cuando el Señor reine definitivamente. Dios ha entrado en la historia del hombre para realizar su plan de salvación que encuentra su culmen en la Muerte y Resurrección de Cristo. El ciclo litúrgico es la celebración de los acontecimientos de la intervención de Dios en la historia en el período de un año.
El ciclo litúrgico es, pues, la actualización del misterio de Cristo en el tiempo, es decir, la celebración y actualización de los acontecimientos más importantes del desarrollo del plan de salvación de Dios para el hombre. Es un camino de fe que nos introduce progresivamente en el misterio de la salvación, lo recorremos con el fin de que se realice en nosotros este plan divino de salvación.
El año litúrgico no es un calendario de fechas que se recuerdan con cierta solemnidad, sino un camino de fe, que se realiza creciendo en la fe año con año; y así, con cada acontecimiento celebrado, crecemos en el amor a Dios y a los hermanos.