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¿Por qué celebramos la Semana Santa?

¿Cuál es el sentido de celebrar la Semana Santa? Probablemente, si hiciéramos una encuesta con esta pregunta, las respuestas serían diversas. Como cristianos, como personas de fe, podemos responder considerando varios puntos.

El primero de ellos es que en la Semana Santa celebramos con profundidad la victoria de Cristo sobre la muerte, su resurrección de entre los muertos y la vida plena y fecunda que nos da con esta victoria, desde este punto de vista el cristiano ha de considerarse como pieza clave en la sociedad para poder cambiar dentro de sus posibilidades la realidad que le circunda, es decir, el cristiano ante esta problemática no puede quedarse estático sin hacer nada o tomando posturas indiferentes esperando que otros o que Dios solucione los problemas del mundo y de la sociedad, no, la realidad nos demanda que nosotros como bautizados podamos poner de nuestra parte lo que falta para construir un mundo mejor y más humano, adhiriéndonos a las actitudes de Cristo en su pasión, muerte y resurrección.

Tenemos que reflexionar en este sentido qué actitudes nos ayudan a lograr nuestra meta, lo que nos lleva al segundo punto, la encontramos en el lavatorio de pies, esta actitud es la humildad, que hoy se presenta como un «nadar a contracorriente» ante los valores postmodernos que nos presenta nuestra sociedad en la que parece reinar la soberbia y el egocentrismo marcados por un profundo individualismo. Así pues, la humildad nos lleva a reconocer nuestros propios errores, pero también nos empuja a poner nuestras habilidades al servicio de los demás, esta actitud es uno de los pilares con los que podemos construir una mejor sociedad y que podemos vivir con profundidad en la reflexión de lo que Cristo nos enseña en esta Semana Mayor.

Una segunda y tercera actitud las podemos reflexionar a la luz del Viernes Santo de la Pasión del Señor, estas son el amor y el perdón, la primera nos lleva a dar la vida incluso hasta el extremo por aquellos que amamos y por aquellos que nos han hecho algún daño, este es el sentido profundo del amor cristiano, entregar la vida al servicio de los demás ya que, si solo amamos a los que nos aman, ¿qué sentido tiene? Si practicamos de esta manera el amor podemos llevar a la perfección la práctica del perdón como Jesús nos enseña en la cruz: «Padre perdónalos porque no saben lo que hacen». Así nosotros podemos liberar nuestro corazón de las ataduras de la muerte y poder tener una vida plena y feliz que nos lleve a dar la vida por los demás, por los necesitados, los marginados, los descartados.

Una cuarta actitud la encontramos en la Resurrección del Señor, la confianza: poner la vida en las manos de Dios que en su Providencia cuida de nosotros, en esta confianza nosotros somos hijos de Dios y como tal es nuestro deber corresponderle con total libertad trabajando cada uno en comunión para ser un solo corazón y un solo espíritu.

Es pues, desde esta óptica, como podemos vivir a profundidad esta Semana Santa aprendiendo de las actitudes del Maestro que nos enseña a remar mar adentro con la confianza puesta en Dios y en su Providencia amorosa.

José Pedro Rosas Maldonado

Seminarista de Primero de Teología

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