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«PERMANECED EN MI Y YO EN VOSOTROS» | V DOMINGO DE PASCUA

PERMANECER EN CRISTO - REVISTA ADVENTISTA

 SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN (15,1-8)

El Evangelio de hoy nos muestra una imagen muy conocida en el pueblo de Israel, la viña, a la que todo hombre tiene conocimiento y manera de entender, es por eso que Jesús la pone de ejemplo y más aún él se pone de ejemplo al decir que él es la vid.

Jesús nos explica en su parábola que todo alejado de él no puede dar fruto. Y es aquí donde Jesús se presenta como la clave curativa para que la viña pueda dar frutos. Y Jesús esta convencido de que permanecer en él es una garantía para dar frutos abundantes.

¿Pero cómo podemos permanecer en él? Muy fácil, llevando las obras de amor, escuchando su palabra y cumpliendo sus mandamientos. También podríamos decir que teniendo una relación personal con Jesús puede llevarnos a dar los frutos para nuestra vida y salvación, esto con referencia a “permaneced en mi y yo en vosotros” aquí se muestra claramente la relación que debe de haber entre Jesús y los discípulos, pues es esa relación o encuentro de lo que nos hablan las lecturas, el encuentro que tuvo Pablo con Jesús y lo hizo convertirse, para después actuar como lo dice la segunda lectura no de palabra si no de obras (frutos).

Por esto mismo al estar unidos a Jesús a quien proclamamos como la vida, nosotros mismos al estar unidos a él podemos tener vida también, esa luz de Jesús y esa vida tienen muchas formas de manifestarse y de hacerse presente. Pero no es cuestión de exclusivismo, sino de confianza; la confianza de que en Jesús y con Jesús, el Señor, encontraremos la vida verdadera.

Y estos frutos son muy importantes para todo cristiano y para la vida de la Iglesia pues los frutos son los que aportan en la vida cristiana luz, alegría, creatividad y fuerzas para vivir como él. Es la relación profunda, necesaria, fundante entre lo que se ve y lo más importante que sustenta y mantiene la expresión y la visibilidad cristiana.

Ya dijimos que permanecer en su amor es dar fruto, pero también Jesús nos dice que quien no permanece unido a él se seca y lo tiene que cortar y tirar. Podría entenderse como una sentencia en la vida futura, Jesús trata de dar vida, pero quien no la acepta muere y tiene que sufrir las consecuencias, pues el porvenir de quien no escucha o se sale de la comunidad, tanto de la comunión con Jesús, como de la comunión entre los hermanos es secarse, es carecer de vida, pues renunciar al amor es en el fondo renunciar a la vida.

Por Gerardo Chávez 

Tercer año de la etapa configuradora

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