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¿A favor o en contra de la legalización de la droga con fines recreativos?

La droga, ¿es mala?

Desde muy antiguo en nuestra nación, muchas drogas se han utilizado para fines medicinales y religiosos. Basta con observar las comunidades indígenas que aún aprovechan las propiedades de estas sustancias relegando la adicción a ellas a un plano no común. Podemos decir entonces que la droga no es mala, lo malo es el uso que se le da. 

 El narcotráfico

Hoy estamos viviendo una dura lucha contra el narcotráfico, tan solo hay que ver las cifras oficiales de muertos que nos da el gobierno en lo que va del presente sexenio. El simple hecho de ver las noticias por la mañana o por la noche, nos hace topar diariamente con muertes a causa de este problema, incluso hasta es algo muy arriesgado salir por la noche a la ciudad: sentimos el miedo de encontrarnos en medio de una balacera o, más aún, muchos ya hemos sufrido la pérdida de seres queridos por culpa de estos grupos delictivos.

Legalizar las drogas

Actualmente se ha estado debatiendo fuertemente la opción de legalizar las drogas, acción que refleja la ausencia del sentido humanista en quien la propone. Se dice que sería mejor si la droga estuviera legalizada. Quizá esta idea, a simple vista, nos parecería muy bien, nos desharíamos de muchos problemas, ya no habría luchas contra los diferentes cárteles, ya no se invertiría demasiado capital en atender este problema y sobre todo la venta legal de droga incrementaría la economía de nuestro país y así tendríamos mejores apoyos económicos del gobierno. Además, las adicciones son problemas de cada quien: todos somos libres para elegir.

Pero vamos a detenernos un poco en estas cuestiones, analicémoslas bien. En primer lugar, decimos que al legalizar la droga ya no habría problemas contra el narcotráfico. Ciertamente, podemos decir que tal vez los primeros meses o incluso los primeros años este problema estaría controlado, pero al ver un poco más a futuro, la situación se agravaría debido a que los drogadictos, que serán muchísimos, en poco tiempo se quedarán sin dinero por consumirla, ya no podrán conseguir la droga al precio que será vendida, y entonces, se organizará un mercado negro donde la droga se venda más barato que el precio oficial; y así, el gobierno tendrá que emprender otra lucha contra este mercado, y el capital volvería a caer, otra vez sin opción de dar una mejor economía al país. 

Además, pensemos en las familias de todos los que se harían adictos, cuál sería el futuro de la célula de la sociedad. Todo esto sin mencionar las enfermedades que traería consigo el consumo de drogas. También se dice que se reducirían el número de muertes, pero, si se legalizaran las drogas, cuántos muertos por sobre dosis nos encontraríamos en las calles, cuántas muertes nos encontraríamos por pleitos entre drogadictos.

Al interrogar a las personas que están a favor de la legalización de la droga respondieron que, «todos somos libres de elegir si queremos o no consumir la droga»). Veamos claro esto, un gran porcentaje de las personas que consumen droga empiezan desde la adolescencia e incluso desde la niñez, pero tengamos presente que la mayoría de éstos no lo hicieron porque querían volverse adictos, sino por mera curiosidad. Al preguntarles a algunos jóvenes ¿si se legalizaran las drogas, te atreverías a consumirlas? contestaron: «sí, sólo para ver que se siente».

El hombre es libre

El hombre es libre desde el momento en que nace, es parte de su naturaleza. Pero, ¿por qué es libre? ¿Qué es la libertad? Conocemos tres tipos de libertad: primero está libertad física, es cuando no hay límites externos, es decir, no estar atado, encerrado, encarcelado; en segundo lugar, la libertad moral, es la posibilidad de hacer una cosa u otra sin pecar, o sea, la ausencia de esclavitud interna a las pasiones e instintos, es imposibilidad de escoger el mal; y finalmente, la libertad de elección es «la capacidad de escoger una cosa u otra, hacer o no una acción cuando subsisten ya todas las condiciones requeridas para obrar» . Es decir, es la autodeterminación del hombre, la facultad y responsabilidad que él tiene para ser el arquitecto de su ser y de su destino. Sin embargo, como el hombre es un ser finito y la libertad es una característica de su voluntad, la libertad no puede ser ilimitada, también es finita, posee límites , esto no quiere significar que se anula, sino que precisamente esto es lo que le pone delante las opciones a elegir. 

La libertad se presenta pues como algo dado, que tenemos en la propia naturaleza, pero también como una urgencia: «la manifestación de lo inacabado del hombre… debe hacerse en la libertad» . El hombre, por lo tanto, es fin de sus acciones y decisiones, es norma que regula su actuar evitando o aceptando alguna opción, y el sujeto que toma en sus manos su existencia y la construye. Más aún, en este proceso de elección su razón le exige justificar el motivo por el cual se inclinó a una u otra posibilidad teniendo como punto de referencia su misma humanidad. En otras palabras, no puede optar por acciones que vayan en contra de sí mismo, contra su naturaleza, o sea, que le deshumanicen. Su misma libertad exige que sea coherente con su esencia, con su persona, con su humanidad.

Somos libres

De tal manera que, el expresar que el hombre es libre es abrazar el hecho que es «el hombre que se posee a sí mismo y determina las líneas de la propia existencia no ya bajo la presión externa, sino sobre la base de elecciones personales libres. Afirmar la libertad no significa abandono, facilidad, rechazo del sacrificio, sino más bien asumir todas aquellas renuncias que la libertad auténtica lleva consigo hasta llegar al don de la propia vida» , que es la manifestación suprema del amor. 

Así, que el tener dos posibilidades de escoger no implica que el hombre es libre, es una reducción de este don y tarea del hombre. Más aún optar por alguna opción que va contra la persona es una contradicción de la libertad humana.

Pasando al plano físico, cuando aprobamos ingerir droga por primera vez, es correcto que estemos usando nuestra libertad, en reducción, después el cuerpo te lo pedirá con una ansiedad cada vez mas grande, y cuando la desesperación de consumir es demasiada, se hace hasta lo imposible para conseguirla, y aquí ya no es el consiente el que maneja, sino el inconsciente el que esta manejando a la persona. Y así diríamos que esto ya no es libertad. 

Además, la persona no sólo es materia (cuerpo), sino también forma (espíritu), al legalizar la droga estaríamos reduciendo a la persona a un materialismo, solo nos esta importando lo que nos pida el cuerpo y estamos dejando a un lado el espíritu. 

En conclusión vale decir que, el legalizar la droga no es una opción para deshacernos del narcotráfico, con esta salida solo estaríamos disfrazando este problema y dando oportunidad para que crezca de una forma incalculable. La forma de acabar con esto es una buena educación que comience en la familia, todo radica aquí. ¡Cuántos de los jóvenes que se drogan son porque no conocen el amor o el cariño de su padre o de su madre y buscan un sencillo consuelo llamado cocaína, mariguana, etc.! 

La familia es el centro de la educación, el centro de la orientación hacia lo que es bueno. Entonces la pregunta del inicio ¿A favor o en contra de la legalización de la droga con fines recreativos? Cambia por: ¿legalizar la droga o tener una buena educación familiar? Ciertamente es todo un giro el que se ha planteado, ya que, es el reflejo de que la decisión de hacer estas sustancias legales o no, no se limita sólo al aspecto económico sino que implica abrazar al hombre en su integridad. Por lo tanto, si la legalización de la droga impide al hombre reconocer su dignidad inherente; mientras que la educación humaniza al hombre, favorece su crecimiento, impulsa su desarrollo, le orienta en su diaria construcción, le personaliza… Claramente nos inclinamos por la segunda.  Tú ¿por cual te inclinas?

1ero de Filosofía