Regresamos a nuestra gran casa, el Seminario, el lunes 4 de febrero para iniciar un nuevo semestre, después de haber pasado por los correspondientes exámenes semestrales. Gracias a Dios y después de haber tenido un no merecido pero sí necesario descanso en casa, retornamos al CID todos los compañeros de la etapa. Arribamos alrededor de las seis de la tarde, unos más pronto, otros no tanto, pero al fin llegamos todos.
En punto de las siete de la tarde comenzamos con la celebración Eucarística y con el sacramento de la penitencia para quien lo necesitara, administrado por el padre encargado del área espiritual Francisco Lara Guillén, y de este modo comenzar todos con un corazón cercano al de Jesús Eucaristía.
Así emprendimos en marcha el nuevo semestre febrero – julio de este año escolar, de hecho los últimos seis meses restantes que dura esta bella etapa. Los meses transcurridos se nos fueron en un decir «volando», desde el ocho de agosto de dos mil doce habrían pasado aproximadamente seis meses de estar conviviendo los más de veinticinco seminaristas que iniciábamos en esta maravillosa etapa de la escuela de Jesús.
Siempre al reinicio de algo es bueno observar hacia atrás, y calificar todo lo que se ha hecho y lo que se ha dejado de hacer. Si bien los treinta jóvenes que comenzamos, ya no éramos los mismos que proseguimos puesto que seis de nuestros compañeros ya habían dejado esta casa por diversas situaciones. Más aún los veinticuatro jóvenes seguimos discerniendo nuestro caminar ya no somos los mismos que iniciamos, desde aquel agosto del año pasado; ya hemos madurado un poco más en la fe, en el amor a Dios y en la caridad fraterna.
Bien sabíamos todos que el martes iniciaban las clases pero la mayoría estábamos desconcertados sobre qué materias abarcarían este nuevo semestre a cursar. De lo que sí estábamos seguros era que latín seguiría hasta el fin de año. Solo nuestro prefecto el P. Juan Diego Chávez nos dio una pista de la clase que nos tocaba la primera hora al día siguiente, pero todo lo demás era una incógnita.
A las primeras horas del martes, después de hacer los aseos de la casa, iniciaron las clases con la maestra María Eugenia Márquez; al término, la pregunta que reinaba en todos era: « ¿Qué materia sigue?», pero nadie aun sabía nada. Fue hasta después cuando el P. Juan Diego dio lectura al plan de estudios de este semestre: «Introducción a los Evangelios» con el P. Marco; «Identidad, misión y formación sacerdotal» con el P. Juan Diego; «Grandes religiones y sectas» con el P. Lara Guillén; Psicología, Solfeo, Catequética, Documentos Sacerdotales, Literatura, Comunicación escrita, obviamente Latín y la que causó el asombro de todos Inglés.
Cursamos ya las primeras semanas de este nuevo semestre, las pilas están cargadas para comenzar con mucho ánimo y alegría el nuevo lapso que aguarda, y sabemos que de la mano del Señor, que nos ha llamado, profundizaremos en el discernimiento de la vocación.