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II DOMINGO PASCUA

«Los frutos de la Resurrección»

En este segundo Domingo de Pascua, el Señor Resucitado vuelve a travesar nuestras puertas cerradas, para hacerse presente entre nosotros y compartirnos el don de la Resurrección. Si estamos abiertos a recibir esta gracia y hacerla nuestra, las lecturas nos ponen ante nuestros ojos los efectos que tiene tal acontecimiento en nuestra vida, los cuales los podemos llamar frutos de la Resurrección.

1.- La Alegría: “Cuando los discípulos vieron a Jesús, se llenaron de alegría” (Jn. 20, 20) esto es lo que provoca el recibir la Resurrección, la alegría de encontrarnos con el Señor, al recibir su Palabra, la Gracia en los Sacramentos y al encontrarnos con cada hermano.

2.- La Paz: Jesús se hace presente entre ellos y les dice “La Paz esté con ustedes” (Jn. 20, 19) El Señor es el dador de la Paz no como la da el mundo a regateos, esta es una paz diferente y Jesús nos dice estas palabras en cada Eucaristía para que llegue al corazón de cada creyente: triste, temeroso, angustiado, desolado, deprimido y preocupado; con estas palabras al aceptarlas en su vida calma su angustia, le da tranquilidad y así le hace descansar y beber de la fuente de la vida, le da la valentía para que ahora se incorpore a la comunidad y trabaje en ella y por ella.

3.- El Perdón:A los que les perdonen los pecados les quedarán perdonados y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar” (Jn. 20, 23) La Iglesia es el lugar del perdón por excelencia y este es el gran distintivo que Jesús nos hadado a través del Espíritu Santo. Quien se abre a la Resurrección se convierte en signo de ella en la comunidad, al recibir el perdón y comunicarlo a los demás.

4.- La Fe: La usencia, duda y el acto de Fe de Tomás, es el camino de todo cristiano; Tomás no ha podido ver, la duda se anida en él, pide pruebas. Nosotros dudamos y pedimos pruebas, porque queremos ver, ver para creer. Es en este proceso donde Jesús Resucitado sale a nuestro encuentro iluminando nuestra obscuridad de dudas y nos invita a creer plenamente en El, y a ver con los ojos del corazón, “Tomás vio y creyó” pero “Dichosos los que creen sin haber visto” (Jn. 20, 19) ahora, este acto de Fe echo por el apóstol hagámoslo nuestro “Señor mío y Dios mío” (Jn. 20, 28)

5.- La Caridad: traducida en palabras y obras, tanto en Hechos de los Apóstoles y en la primera carta de Juan nos habla de este fruto. “Todos los que creían en Él, tenían un solo corazón y una sola alma, todo lo poseían en común y nadie consideraba suyo nada” (Hch. 4, 32) El Cristiano al entrar en comunión con los hermanos descubre en sí mismo la fuerza de una vida nueva producida por la Resurrección del Señor. Esta vida permite iniciarse en la experiencia del amor y de la fraternidad. “Conocemos que amamos a los hijos de Dios en que amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos” (1Jn. 5, 2)

Es así como Cristo, nos hace partícipe de la Resurrección para que la hagamos fructificar en nuestra vida y disfrutemos todo el año de ella. Este gran acontecimiento es el inicio de un compromiso es gracia, bendición que Dios nos da para recargar las pilas. Hoy día de la Misericordia Jesús nos muestra su costado, sus manos y sus pies con los signos del amor para fortalecer nuestra Fe y así impulsarnos a vivir la caridad entre los hermanos, que brota de nuestra comunión con el Señor Resucitado.