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Inicio de la cuaresma en el Seminiario

Iniciamos un periodo en que la Iglesia nos pide ayuno, oración y limosna. En el mensaje que nos da el Papa invitaa que este tiempo nos sirva para el camino de conversión personal y comunitaria.
 
Para unirnos a toda la Iglesia, el Seminario celebró en este día la imposición de ceniza con una solemne Eucaristía que presidió el padre rector, Marco Antonio Castañeda, concelebrada por todo el equipo formador del Seminario Mayor. En la  homilía, se dirigió a nosotros a partir de un pasaje de la Sagrada Escritura, donde dice «debemos de rasgarnos el corazón» palabras fuertes que utilizó refiriéndolas a la primera lectura «ya es tiempo de que se conviertan». 
 
Nos recordó cuál es el verdadero sentido del ayuno, nos decía que en este periodo podemos privarnos de los alimentos, pero que esto nos debe de llevar a una verdadera conversión. Ciertamente, es uno de los días que la Iglesia manda ayunar a todos los católicos, de 16 años hasta los 59, pero debemos ser conscientes que existe el riesgo de perder de vista el verdadero sentido, no vaya a ser que Jesús también nos dirija las palabras que mencionó a los judíos: que no seamos hipócritas, o sea centrarnos en cumplir la ley al pie de la letra, olvidando amar a mi prójimo, al que está a mi lado, mi vecino, y no conformamos pensando: mientras yo esté bien y los que me rodean, el otro no me interesa. 
 
Nos compartió una anécdota en torno a la conversión: «fui a la cárcel a confesar a un señor y me dijo que al salir de la cárcel se iría de rodillas a un santuario, yo por mi parte le dije que era mejor tratar de convertirse durante el tiempo que estuviera allí». 
 
Después de esta homilía, fue la imposición de ceniza acompañada de las palabras «polvo eres y polvo te convertirás», que nos recuerdan de dónde venimos y a dónde vamos, que hoy en nuestros días puede ser que lo olvidemos ante tanta globalización, donde el hombre quiere ser superior a Dios. Las palabras de imposición ceniza nos deben hacer reflexionar y nunca perder de vista nuestra meta final: estar con Dios.
 

¡Feliz inicio de cuaresma!