Como todos sabemos, el pasado jueves 11 de octubre celebramos en la Iglesia Universal la apertura del Año de la Fe. Este año fue convocado por el Santo Padre Benedicto XVI en una carta apostólica titulada ‘La Puerta de la Fe’ (en latín ‘Porta fidei’), con ocasión del quincuagésimo aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II y el vigésimo de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, ambos acontecimientos muy importantes en la vida de fe de toda la Iglesia.
El Seminario Mayor tuvo por la mañana su retiro mensual, en el que las reflexiones estuvieron orientadas esta vez a la reflexión sobre la fe. Por la tarde todo el Seminario se reunió para celebrar juntos la Eucaristía Solemne como apertura solemne del Año de la fe en nuestro Seminario. La Santa Misa fue presidida por el Padre rector, Pbro. Marco Antonio Castañeda, y concelebraron los Padres formadores de las diferentes etapas.
En su homilía, el P. Humberto Rodríguez, prefecto de la etapa de Filosofía, recordó diferentes puntos de la carta con la que el Santo Padre convocó a celebrar este Año de la Fe. Y es que esta carta ilumina el caminar que ha de tener la Iglesia a lo largo de este año y nos adentra en la reflexión sobre la fe. El Papa nos invita a redescubrir el camino de la fe para iluminar de manera cada vez más clara la alegría y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo.
Después de la homilía, juntos profesamos nuestra fe, la fe de la Iglesia. El Padre Rector llamó a un representante de cada grupo y a un sacerdote y les entregó un cirio encendido recordando con ello el día de nuestro bautismo, en el que nos fue dada la luz de Cristo, para caminar siempre como hijos de la luz, perseverando en la fe.
Al terminar la Celebración Eucarística salimos a hacer profesión de nuestra fe mediante una procesión con el Santísimo Sacramento, por los jardines del Seminario, para la cual previamente cada etapa del Seminario había preparado ya un altar para la bendición con el Santísimo Sacramento.
Que este Año de la Fe sea para toda la Iglesia un tiempo especial de reflexión y redescubrimiento de la fe, que suscite en nosotros una auténtica y renovada conversión al Señor, y así demos, en la caridad, un testimonio cada vez mayor de nuestra fe. ¡Feliz Año de la Fe!