Hola, amigos, mi nombre es Miguel Ángel Pérez Cerceda, soy seminarista, actualmente estoy en el Curso Introductorio, y en esta ocasión tengo la oportunidad de compartir con ustedes un poco sobre mi experiencia vocacional.
Soy originario de la comunidad de el Salto, municipio de Fresnillo, Zacatecas. Mi familia está compuesta por mis papás Ubaldo Pérez y Lucia Cerceda, y cuatro hijos, yo soy el menor.
De parte de mi familia siempre he recibido su apoyo en mi discernimiento vocacional. Mi familia siempre ha sido muy acercada a la Iglesia. Desde pequeño me inculcaron el ir a misa todos los domingos. Siempre tuve el deseo de ser monaguillo, pero por algunas razones no pude serlo; pasó el tiempo, y no recuerdo que hubiera pasado algo importante sobre mi vocación, sino que fue hasta los 15 años cuando, en Semana Santa, conviví con un seminarista, que apoyé en el transcurso de la misión de esa semana. En una ocasión, el seminarista me hizo una pregunta: “¿No tienes inquietud de conocer la vida sacerdotal?” Cuando me dijo esto, en mi interior sólo estaba ignorando lo que me decía. Terminada la Semana Santa yo sentía la inquietud de seguir apoyando en la parroquia, porque dentro de mí había algo que no sé bien cómo explicarlo, pero me motivaba a querer estar cerca de Dios. Temeroso de mí mismo, porque no me explicaba qué estaba pasando dentro de mí, ese miedo que sentía, no me dejaba acercarme al servicio de la Iglesia; tal vez por el temor al “qué dirán”.
Fue hasta la próxima Semana Santa cuando conocí a otro seminarista, y me interesó conocer la vida del seminario. Me comentó sobre el preseminario de ese año, que se realizaría en julio. Pasó la Semana Santa, y me atreví a comentarle a mi párroco y a mi familia que tenía la inquietud de conocer el seminario. ¡Recibí su apoyo!, tanto de mi párroco como de mi familia. Fui al preseminario, y me gustó mucho. Conocí más sobre la vida sacerdotal, también a muchos compañeros y amigos con el mismo deseo que yo. Fue en ese momento cuando decidí responderle a Jesús. Terminó el preseminario, y regresé a casa. Llegué muy contento y alegre.
Le comenté a mi párroco y a mi familia que deseaba ingresar al Seminario Menor. Ellos se alegraron junto conmigo. Ingresé al seminario menor en el mes de agosto. Estuve un semestre y, aunque después terminé la preparatoria afuera, y decidí regresar a la etapa del Curso Introductorio en agosto del 2018.
Ha pasado ya tiempo de haber tomado esta decisión, de la cual no me arrepiento. Me he sentido muy contento de estar aquí, respondiéndole a Jesús. No es fácil, pero con la ayuda de Dios, seguiré adelante, porque yo solo, con mis fuerzas, no podría.
¡A ti, amigo que estás leyendo esto, te invito a seguir a Cristo!
Miguel Ángel Pérez Cerceda
Curso Introductorio