Nuestro Seminario siempre se ha distinguido por su amor y devoción a la Virgen María, quien a lo largo de nuestra vocación nos acompaña con un amor maternal que nos hace fuertes en el seguimiento de su Hijo Jesucristo. La etapa Discipular de Filosofía se une en este mes de septiembre a las celebraciones de la ciudad de Zacatecas, pues tenemos la dicha de tener como patrona a la Santísima Virgen María, en su advocación de Nuestra Señora de los Zacatecas. Esta advocación mariana llegó a nuestras tierras en 1546 cuando un grupo de exploradores españoles descubrieron plata en lo que hoy es la cuidad de Zacatecas. En 1585 el rey de España, Felipe II, concedió a la población el título de ciudad, llamándola Ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas. Desde entonces la ciudad ha estado bajo su amorosa protección. Los fieles zacatecanos la celebran con grandes muestras de fe el 8 de septiembre, festividad de la Natividad de la Santísima Virgen María y aniversario de la fundación de la Ciudad.
En la etapa Discipular de nuestro Seminario la celebramos con un novenario en su honor, organizado por padres formadores y seminaristas. Cada día, en la capilla del Discipulado, por la mañana se rezan laudes solemnes con la presencia de distintos padres ex formadores o párrocos cercanos al Seminario y por la tarde celebramos la Eucaristía con toda la comunidad del Seminario. El día 8 de septiembre por la mañana nos reunimos todos los seminaristas y el equipo formador en la cancha de filosofía para participar de la Celebración Eucarística. Terminando la celebración cantamos las mañanitas a nuestra Madre y tuvimos una convivencia en los prados de Filosofía. Por la tarde todo el Seminario participa en la Celebración Eucarística en Catedral y en la romería que se hace por las diferentes calles del Centro Histórico de Zacatecas.
Con esto se concluyen los festejos en honor a Nuestra Señora de los Zacatecas, patrona de nuestra etapa Discipular y protectora de la ciudad de Zacatecas. Sin duda la intercesión de María nos llena de alegría y nos ayuda en nuestro crecimiento espiritual. Que el inicio de este nuevo ciclo escolar que comenzamos en nuestra casa de formación, encomendados a nuestra Madre Santísima, nos llene de fe y amor a nuestra vocación y llene de bendiciones a nuestras familias, y a nuestro Seminario.
José Luis Hernández Herrera
Segundo de filosofía